Debate mundial: ¿es necesaria hoy una tercera dosis de vacunas contra el COVID-19?

16 julio 2021
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Mientras el mundo sigue sumido en una crisis por falta de vacunas contra COVID-19, en el que existe una gran disparidad en cuanto al acceso y distribución de las mismas, con países con altas tasas de personas inoculadas y otros que no han recibido casi ninguna, ya se habla de aplicar una tercera dosis de refuerzo.

Durante la semana pasada surgió un debate mundial sobre las dosis de refuerzo .La Organización Mundial de la Salud y los grupos que defienden el derecho humano a la salud afirman que la atención debe seguir centrándose en administrar las primeras dosis a los más vulnerables del mundo. Hasta ahora, solo el 25,4% de la población mundial accedió a una sola dosis de la vacuna COVID-19. En los países con menores ingresos, solo el 1% de la población recibió una dosis. “La brecha mundial en el suministro de vacunas es enormemente desigual e inequitativa”, dijo el director general de OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus

La OMS ha solicitado a los Estados miembros que sean “extremadamente cautos” y “no se vean tentados” a comenzar a administrar un tercer pinchazo, dado que esta medida no ayudará a equilibrar el reparto global de sueros. Tal y como advirtió el doctor Didier Houssin, presidente del Comité de Emergencia de la OMS para la COVID-19, “los datos científicos no justifican por el momento esa dosis de refuerzo, que además incrementa la desigualdad” en un momento en el que muchas naciones no han podido inmunizar a sus poblaciones más vulnerables.

Pero en países desarrollados la aparición de nuevas variantes del coronavirus, especialmente Delta que ganó predominio desde abril pasado, y el desconocimiento de la duración de la protección de la vacuna han llevado a algunos científicos a investigar más la posibilidad de aplicar la dosis de refuerzo. Este Comité ha aconsejado a los miembros de la organización que por ahora “consideren seriamente” el mantenimiento de las medidas de distanciamiento físico, debido al aumento de casos y a la rápida propagación que está provocando la variante Delta.

Uno de los objetivos marcados por la OMS es que al menos el 10% de la población de todas las naciones del mundo esté vacunada en el mes de septiembre. Por ello, insisten en la necesidad de un mejor reparto global de fármacos para que puedan llegar a la mayor cantidad posible de gente.

En muchos de los países más ricos, como Estados Unidos, Reino Unido, Israel o los miembros de la Unión Europea, la vacunación promedia el 50% de la población, cerca ya de la inmunidad de grupo. Sin embargo, países con menos recursos van a un ritmo mucho menor. En América Latina, salvo Chile, la mayoría de países han vacunado entre un 10% y un 40% de sus poblaciones. En Centroamérica incluso menos. En África, muchos países no superan el 10% de vacunados.

Pese a las recomendaciones de la OMS, Israel sigue adelante con su intención de reforzar la protección entre sus ciudadanos más vulnerables. Así lo confirmó Emilia Anis, jefa de la unidad epidemiológica del Ministerio de Sanidad del país. “Hay evidencia acumulada de que los pacientes con debilidad inmunológica no desarrollan una respuesta satisfactoria de anticuerpos después de dos dosis de la vacuna, y algunos de ellos pueden desarrollar anticuerpos tras una tercera dosis”, señaló la dirigente.

En Israel, el 66,2% de la población ya accedió al menos a una dosis de la vacuna contra el COVID-19, según el sitio OurWorldInData. El plan de vacunación había empezado en diciembre pasado y fue uno de los más rápidos en avanzar en el mundo. Ayer, el Ministerio de Sanidad de Israel empezó a ofrecer una tercera dosis de la vacuna COVID-19 a los adultos gravemente inmunodeprimidos. Sería parte de una iniciativa preliminar para ofrecer más adelante las dosis de refuerzo de la vacuna a las personas mayores y a las más vulnerables.

Según el comunicado que emitió el Ministerio de Sanidad de Israel del domingo pasado, la recomendación de la dosis de refuerzo es para aumentar los niveles de anticuerpos entre las personas inmunodeprimidas. Incluyó a los pacientes con cáncer, los receptores de trasplantes de hígado y otras personas que han mostrado recientemente una protección vacunal debilitada. Aclaró que todavía no se ha tomado una decisión sobre la administración de terceras dosis para la población adulta en general.

En el caso de Israel, la segunda ola de COVID-19 se registró a partir de diciembre del año pasado. Con el impacto de la vacunación y las medidas de confinamiento y el uso de barbijo, entre otras, los casos diarios y las muertes se fueron reduciendo hasta llegar a ningún caso diario a principios de junio. Durante los últimos meses, se había liberado diferentes restricciones de movilidad para reducir la circulación del coronavirus. Sin embargo, durante los primeros días de julio los casos volvieron a subir hasta superar los 700 por día por primera vez desde marzo.

La variante Delta del coronavirus, que fue detectada en India el año pasado y es más transmisible, sería una de las razones por las cuales se está produciendo un repunte de casos de COVID-19 en Israel. Este cambio en la situación epidemiológica hizo que el gobierno del Primer Ministro Naftali Bennett adoptara una nueva estrategia como respuesta a la pandemia. El viernes pasado, Israel reimpuso el uso obligatorio de mascarillas o barbijos en interiores.

El debate sobre la necesidad de una dosis de refuerzo está en curso en diversos países. Esta semana, Chile comenzó un estudio con 564 voluntarios para determinar la respuesta inmune al aplicar una dosis de refuerzo de la vacuna contra el COVID-19, según un comunicado del Ministerio de Salud de ese país. El objetivo es analizar si es necesario suministrar una tercera dosis ante el avance de las nuevas variantes de coronavirus. “La situación de la pandemia y la aparición de nuevas variantes hacen pensar que necesitaremos reforzar nuestra estrategia de vacunación para enfrentar esta amenaza. Para eso, conocer la respuesta inmune de una dosis de refuerzo será clave”, indicó la subsecretaria de Salud Pública Paula Daza.

El lunes pasado, representantes de la empresa Pfizer se reunieron con altos funcionarios federales de salud de los Estados Unidos para defender la aplicación de una tercera dosis en algunas personas, especialmente a los mayores de 60 y a los inmunodeprimidos, entre seis y doce meses después de recibir el régimen de dos dosis. Esa reunión se produjo después de que el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos saliera a reprender públicamente a las dos empresas tras anunciar que planeaban solicitar una autorización de uso de emergencia para la dosis de refuerzo. La autoridad sanitaria dijo que los estadounidenses totalmente vacunados no necesitan un refuerzo por ahora.

Pfizer y su socio alemán BioNTech anunciaron que en agosto solicitarán a las autoridades sanitarias estadounidenses autorización para una tercera dosis a fin de impulsar la producción de anticuerpos y así proteger al organismo de las nuevas variantes. Pfizer y BioNTech sugieren que las dosis de refuerzo serán necesarias este año, pero los funcionarios del gobierno dicen que la ciencia dictará cuándo será el momento adecuado. Algunos funcionarios sanitarios estadounidenses están preocupados porque consideran que, si el gobierno de EEUU. tarda demasiado en tomar una decisión sobre la dosis de refuerzo, la variante Delta podría provocar otra oleada del virus en setiembre entre los no vacunados y pueda infectar a los vulnerables que están vacunados.

“Actualmente no hay suficientes datos para apoyar el uso de una vacuna de refuerzo para ningún paciente. Vacunas como las dePfizer, Moderna o Janssen son altamente efectivas protegiendo contra cuadros severos, hospitalizaciones y muertes de cualquier variante, incluyendo la Delta. La vacunación sigue protegiendo contra la formas más severas de la enfermedad”, comentó el doctor Andrew Badley, de la Clínica Mayo en EEUU.

A nivel mundial los expertos están estudiando los efectos de las vacunas para determinar si es necesaria una tercera inyección. Al mismo tiempo, proliferan las voces que piden inmunizar a más personas, argumentando que no existiría la amenaza de las variantes nuevas si más gente en Estados Unidos y el resto del mundo se vacunan. “Si la gente quiere dejar de escuchar tanto sobre las nuevas variantes, lo que se tiene que hacer que todos los países tengan acceso a las vacunas”, opinó Jennifer Nuzzo, especialista de salud pública de la Universidad Johns Hopkins.

Inmunidad en quienes tienen dos dosis

No hay vacuna perfecta, por lo que es posible que alguien totalmente vacunado contraiga COVID-19, pero esos casos suelen ser muy leves. Los expertos están estudiando la incidencia de ese tipo de contagio para evaluar si es necesario ofrecer una tercera inyección que refuerce la inmunización.

Hasta ahora las noticias son buenas: Los primeros en vacunarse en diciembre y enero no parecen ser más susceptibles a contraer la enfermedad que quienes se inocularon más recientemente. Si bien los anticuerpos que otorga la vacuna suelen ir desapareciendo con el tiempo (eso es normal, ya que el organismo humano no necesita estar en estado de máxima alerta todo el tiempo), sin embargo, los anticuerpos no son su único método de protección.

Para el momento en que disminuyen, el organismo ha generado otras defensas como las células B, que cuando el organismo es atacado “explotan y empiezan a dividirse como locas” para crear más anticuerpos, explicó el inmunólogo de la Universidad de Pensilvania Scott Hensley.

Otra defensa son las células T, que matan células infectadas y así evitan que se agrave la enfermedad. Los estudios más recientes apuntan a que los anticuerpos no son tan eficaces contra la variante delta como lo son contra las versiones anteriores del coronavirus, pero que siguen protegiendo. El temor ahora más bien es por la posibilidad de mutaciones futuras que sean inmunes a las vacunas actuales, algo que se puede evitar solamente si se frenan los contagios en todos lados mediante una vacunación masiva.

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