AVISO DE CURVA Rubén Olvera Marines

3 julio 2020
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El imperio electoral de AMLO y las miniaturas de la oposición

La oposición necesita de asesoría en lo inmediato. La razón es muy simple: mientras la popularidad de AMLO cae, las preferencias electorales a favor de los partidos opositores a Morena no crecen.

Es un hecho que el cúmulo de críticas dirigidas hacia la administración lopezobradorista, junto a la realidad de las cifras que colocan al país al centro de tres crisis inesperadas al inicio de este gobierno (salud, economía y seguridad), no han modificado drásticamente la intención del voto rumbo a las elecciones de 2021.

Las encuestas realizadas al momento, perfilan que Morena retendrá la mayoría de la Cámara de Diputados. Además, también le arrebatará a la oposición un número considerable de las gubernaturas que estarán en juego el próximo año. De los 15 estados que tendrán elecciones para renovar gobernador, 14 son gobernados por partidos distintos Morena, de los cuales, sólo en seis de ellos priva la incertidumbre: el PAN aspira a retener Querétaro y Chihuahua. El PRI se la jugará en Sinaloa. Si el PRD no retiene Michoacán, estaría prácticamente extinguiéndose. Movimiento Ciudadano tratará de crecer en Colima. En Nuevo León reina el misterio. El resto, así lo dicen los sondeos, se las llevaría el partido del presidente.

Esta extraña realidad, que agobia por igual al PAN, PRI, PRD y MC, revela otra discreta incógnita: ¿si López Obrador ha perdido apoyo popular y los partidos opositores antes referidos no crecen en las preferencias, entonces a dónde se estarían mudando los votos?

Tengo la impresión de que en realidad la merma en la popularidad del presidente, no se ha convertido, hasta el momento, en un quebranto significativo en la intención del voto para Morena y sus aliados. Porque los sondeos más extremos que en la actualidad ubican el apoyo popular a AMLO en un 50% (ciertamente logró alcanzar porcentajes del 80% en sus primeros meses de gobierno), están ratificando una preferencia electoral muy cercana al 53% de los votos que recibió junto a su partido en 2018.

La explicación la encontramos en el más reciente ejercicio para evaluar al gobierno de López Obrador realizado por la encuestadora Consulta Mitofsky. Si bien la empresa de Roy Campos establece la aprobación del presidente por abajo del 50%, el mismo sondeo explicita otro indicador interesante para la estrategia electoral de Morena, el cual, además, muestra que el poderío de AMLO, a pesar de todo, se encuentra de pie.

En efecto, de entre aquellos que votaron por López Obrador en 2018, Consulta Mitofsky detecta que el 86.1% continúa aprobando la gestión del presidente. Si, como lo pretenden las huestes morenistas, un alto porcentaje de los electores mantienen su lealtad hacia la denominada 4T, bastaría con este nivel de aprobación presidencial para controlar la Cámara de Diputados y ganar la mayoría de gubernaturas en disputa.

Si el 86% de aprobación presidencial entre sus votantes de 2018 se convierte en sufragios para 2021, Morena obtendría no menos de 25 millones. Con estos niveles, la oposición parece una miniatura, porque ni juntos, PAN, PRI, PRD y MC, lograrían alcanzar al partido oficial y sus aliados.

¿Por qué debemos pensar que al menos 25 millones de electores refrendarán su apoyo a Morena? En entrevista concedida, Roy Campos plantea una variable a favor de López Obrador que los partidos de oposición han pasado por alto. Este indicador se relaciona con la imagen que los electores tienen respecto a la honestidad y a la vocación para ayudar a los más pobres del presidente, la cual, a decir del consultor, ha permanecido intacta en lo que va de su administración.

Por lo anterior, es fácil suponer que, conforme se acerque la campaña y durante la misma, el presidente, Morena y sus aliados, evocarán de nuevo el mensaje de combate a la corrupción y la pobreza como su estandarte.

El cálculo de AMLO reside en que la corrupción de las pasadas administraciones era tan alta, que su base electoral no le otorgará demasiada importancia a las dificultades para gobernar que le han perseguido durante los últimos meses, como sí a la honestidad que refleje en el ejercicio de gobierno.

Al mismo tiempo, los morenistas estiman que a los electores en situación de pobreza no les interesa tanto que haya crecimiento económico, siempre y cuando el apoyo directo del gobierno federal llegue en forma de becas, transferencias y otros subsidios.

La debilidad de la oposición, a mi entender, reside en que no ha sido capaz de construir y difundir un discurso que transforme las antipatías que se ha ganado el presidente en preferencias electorales opositoras.

La realidad es que AMLO está jugando, y lo hace con una de las estrategias más antiguas y ampliamente probadas:” Relajarse mientras el enemigo se agota a sí mismo”.

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