AVISO DE CURVA Rubén Olvera Marines

12 junio 2020
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El enredo económico de Coahuila

Coahuila iniciará su ofensiva contra los efectos económicos del COVID-19 desde una posición relativamente débil. Al igual que en el ámbito nacional, la desaceleración en la entidad comenzó a manifestarse a finales del año pasado. Una caída en el PIB de -1.4% en el cuarto trimestre de 2019, fue seguida de dos trimestres consecutivos con pérdidas de empleos formales, más de 3 mil en los últimos tres meses de 2019 y 1, 388 en el primer trimestre de 2020.

En las últimas décadas, a medida que Coahuila se ha convertido en un estado industrial y exportador, su crecimiento económico se ha sintonizado con el avance del PIB de los Estados Unidos. Razón por la cual, resulta interesante descubrir que habiendo crecido la economía norteamericana en un 2.1% en el último trimestre de 2019, el PIB de la entidad se desplomó en el mismo periodo.

Asimismo, si consideramos que en México los efectos de la crisis económica provocada por la pandemia se manifestaron hasta finales de abril de este año, entonces la pérdida de empleo registrada en Coahuila de septiembre de 2019 a marzo de 2020 puede considerarse inaudita. Porque en efecto, la última vez que el estado registró una caída en los empleos fue en el ocaso de la debacle nacional de 2009, cuando desaparecieron más de 10 mil ocupaciones formales en el cuarto trimestre.

En el campo de la inversión extranjera directa, variable en la que el gobierno estatal ha centrado su estrategia para promover el crecimiento y la generación de empleo, también hizo agua durante 2019. Siendo una de las tres entidades con mayor inversión en 2018, alcanzando una cifra récord de 2, 737 millones de dólares, al siguiente año el flujo se redujo en un 50%. Situación que, en el marco de la crisis económica y la pandemia de 2020, ha obligado a las autoridades estatales a fortalecer la promoción en el extranjero, incluso experimentando con giras virtuales.

No tiene mucho sentido insistir en uno de los factores que más afecta al desarrollo de la entidad. Me refiero a la deuda y a la gran cantidad de recursos que se destinan al pago de los intereses. Enredo financiero que se agrava cuando, frente a la crisis, los economistas recomiendan incrementar el gasto público en infraestructura y en programas de apoyo para las empresas.

Sin embargo, el sobreendeudamiento no sólo provocó que en la actualidad la entidad carezca de los recursos suficientes para realizar las inversiones que la crisis económica está demandando. El desorden financiero también torna inviable, presupuestal y políticamente, la contratación de nuevos préstamos que deberían procurar solvencia al estado para impulsar una política anticíclica generadora de empleo y crecimiento.

Al factor de la deuda debemos agregar la reducción de recursos que, en forma de participaciones y aportaciones, destina el gobierno federal a Coahuila. La caída en la recaudación fiscal, el desplome de los precios del petróleo y el deterioro del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios, traerá como consecuencia que, en este 2020, y en los próximos años, la entidad se vea castigada en la asignación del Presupuesto Federal.

Aunado a lo anterior, los estrategas económicos de la entidad deberán de tener en cuenta que, antes de la pandemia, México y el mundo se encontraban en pleno proceso de cambio. Lo que sucedió es que la crisis de salud aceleró las tendencias de naturaleza disruptiva, las cuales marcarán la organización de los negocios y la economía durante las próximas décadas.

Por ejemplo, el sector automotriz, cuya industria es determinante en la economía de Coahuila, se ha caracterizado por reorganizarse después o durante una crisis. En el pasado, la tendencia ha sido el cierre de plantas en algunas partes del mundo, para luego concentrarse en aquellos lugares que ofrezcan menores costos de producción.

Así está sucediendo con la alianza conformada por Renault, Nissan y Mitsubishi. Esta triada anunció, en plena emergencia de salud, el cierre de la armadora Nissan ubicada en Barcelona. Esta acción revela una reorganización del mercado automotriz en Europa y el resto del mundo.

Renault y Nissan se repartieron los clientes. El ‘Viejo Mundo’ para la primera; los Estados Unidos y Asía para la segunda. En un futuro podría suceder algo similar con las armadoras americanas instaladas en el Sureste de Coahuila. Además, indican los analistas, en algunas regiones, la demanda por los autos tradicionales va a la baja.

Lo mismo puede estar sucediendo en otras industrias y mercados en los que el estado es un jugador de respeto. ¿Qué pasa con el carbón, el acero, los lácteos, las energías limpias, la minería y lo textil?

Asegurar el crecimiento económico y la generación de empleos en Coahuila será imposible sin la atención de los factores antes descritos. Mi opinión es que el programa de reapertura económica que implementa el gobierno estatal, debe estar acompañado por una estrategia integral de mediano y largo plazo, capaz de maximizar el potencial productivo de la entidad, en un marco de significativas transformaciones económicas y políticas.

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