En Ciudad de México, negocios y ciudadanos van por delante del Gobierno en el combate a la pandemia

19 marzo 2020
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Poco a poco, las calles de Ciudad de México comienzan a vaciarse. Como medida de precaución, la sociedad de la capital mexicana, la entidad que más casos de coronavirus registra entre los 118 detectados, ha comenzado a tomar medidas de mitigación de la enfermedad. Cada vez son más comercios, restaurantes y empresas de las zonas más céntricas de Ciudad de México, las que comienzan a bajar sus cortinas, antes de que el Gobierno de Ciudad de México decrete decisiones más estrictas que restringirán la vida social. La noche de este miércoles las autoridades sanitarias confirmaron la primera muerte en el país.

Este lunes, Ciudad de México amaneció parcialmente cerrado por ser un día feriado, pero la inercia parece haberse impuesto esta semana por temor a una expansión del Covid-19. Las zonas céntricas y más turísticas de la capital, de 23 millones de habitantes con todo y su zona conurbada, han ido bajando parcialmente su actividad. La mañana del miércoles, frente a la casa de Frida Kahlo, un museo alrededor del cual todos los días hay decenas de personas esperando entrar, había solo cinco turistas. El sitio dejó de vender boletos el martes y solo atiende a quienes hayan reservado por Internet. Seila, una brasileña de 21 años que anhelaba conocerlo, se quedará con las ganas. “Podrían hacer una excepción para los que venimos de tan lejos», dice antes de seguir un paseo por Coyoacán, un barrio del sur.

Al centro, en zonas como Roma, Condesa y Polanco, comienza a notarse el parón. Las cadenas de supermercados siguen funcionando normalmente, aunque algunos de sus estantes, con productos de limpieza e higiene, lucen ya vacíos. En cambio, gimnasios, bares, restaurantes y sencillas tiendas de abarrotes han cerrado. En algunas puertas y ventanas se leen cartulinas que avisan que estarán fuera de operación hasta nuevo aviso. Los dueños de lugares de ocio toman medidas y se anticipan a las decisiones oficiales, que en palabras de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, llegarán “a su tiempo” debido.

Un importante grupo de restaurantes de estas zonas prepara un comunicado que anunciará el cierre total de los establecimientos desde el lunes 23 de marzo, según ha podido saber EL PAÍS. Por “responsabilidad social”, más de un centenar de establecimientos en estas colonias, donde están restaurantes como los Azul, Pujol, de Enrique Olvera; el Parnita o Delirio, de Mónica Patiño, han acordado un texto conjunto para poner una pausa en algunos de los locales más concurridos de la ciudad.

En días recientes, mientas muchos mexicanos observan el incremento de las muertes de los enfermos en países como España e Italia, los empresarios de la hostelería han reducido el aforo de sus locales, eliminando mesas y permitiendo así la distancia mínima recomendada por las autoridades para reducir los contagios, como se hizo en China. Muchos de estos locales están aprovechando el descenso de la actividad para enfocarse en la atención a domicilio.

El debate entre los hosteleros es conseguir que sean “todos” los establecimientos los que echen el cierre de forma simultánea y, al mismo tiempo, lograr que el confinamiento recomendado por la OMS sea efectivo y también evitar suspicacias entre la competencia.

“Aunque hay gente por la calle no entra a los locales. Muchos dueños no saben cómo harán para pagar las nóminas o a los proveedores si no hay un gobierno que acompañe la crisis que se avecina”, señala el dueño de un bar de copas de Condesa que prefiere mantenerse en el anonimato. Varios empresarios piden una moratoria para el pago de las costosas rentas de locales comerciales en estas zonas de la ciudad, algunas con la más alta plusvalía de la capital.

México prueba el teletrabajo

Las medidas autoimpuestas trascienden a los locales comerciales. El Gobierno federal ha hecho algunas recomendaciones a las empresas. Principalmente a reforzar los hábitos de higiene del personal y sugerir el trabajo desde casa a quien se lo pueda permitir. Muchas compañías han comenzado a apoyarse en el teletrabajo para evitar las concentraciones en las oficinas. Los primeros pasos los han tomado las pequeñas y medianas empresas, un universo formado por 4.1 millones de negocios. Las grandes corporaciones aún mantienen sus rutinas habituales.

“Tomamos en cuenta los riesgos que tiene el personal para llegar a la oficina. La misma gente en la agencia nos lo empezó a pedir, no se quieren enfermar”, cuenta Andrea Aceves, directora de la agencia de publicidad Nativo, cuyos 120 empleados han comenzado a trabajar desde casa este miércoles.

El Ejecutivo mexicano ha argumentado que las medidas para aislar a la población no se han implementado, en parte, por el impacto económico que suponen. La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) ––que agrupa a 36.000 empresas–– aún no ha pedido a sus socios suspender actividades, pero ha propuesto al Gobierno un plan económico para ayudar a las empresas afectadas por la crisis. El plan incluye estímulos fiscales para la inversión y la creación de empleos, además de la suspensión temporal del ISR y del Impuesto Especial sobre Productos y Servicios (IEPS).

La fecha que servirá de parteaguas en medio de la emergencia es el viernes 20 de marzo. Ese día inicia la suspensión de clases que tendrán millones de niños en todo el país durante un mes, de todos los niveles escolares y sin importar si acuden a colegios públicos o privados. Es el caso del Instituto Liceo Mexicano-Japonés, donde solo se ha suspendido un torneo de sumo, o el Colegio Francés, dos escuelas privadas del sur de la capital. En ambas se les ha advertido a los padres no llevar a sus hijos en caso de haber viajado por Europa o Estados Unidos, de donde han provenido la mayoría de casos detectados.

Algunas escuelas se han adelantado a la decisión adoptada por la Secretaría de Educación Pública. El colegio La Salle Simón Bolívar, en la misma zona sureña, suspende actividades desde este jueves y hasta el 20 de abril. “Habrá que ver qué les inventamos a los chicos, pero nos encerraremos si hay que hacerlo”, dice Eugenia, una ama de casa que espera a sus hijos a la salida. Su situación es muy diferente a la de Nayeli Urbina, de 36 años, madre de un hijo que asiste a la primaria pública República de Senegal, en la colonia Insurgentes Cuicuilco, cerca de las instalaciones de la Universidad Nacional, que inició con una suspensión de clases paulatina desde el pasado martes 17 de marzo. Urbina, que atiende un puesto de quesadillas y gana dinero al día, lamenta: “Pues el morrito (niño) vendrá conmigo al trabajo, ¿o con quién lo dejo? Hasta que me obliguen no voy a parar”.

El freno escolar en México coincide con el periodo vacacional de Semana Santa. El ocio, sin embargo, no estará al alcance de millones de personas durante las próximas 12 semanas. El Gobierno ha recomendado suspender los eventos masivos de más de 5.000 personas. La Ciudad de México ha estrechado más el círculo, a concentraciones de más de 1,000. La medida impacta directamente a cines, teatros, museos y galerías que continúan abiertos pero que han cancelado paneles, conferencias, talleres, festivales y visitas escolares con tal de respetar lo que el Gobierno ha denominado como Jornada Nacional de Sana Distancia.

El museo Soumaya y el Universitario del Chopo, ambos en la capital, cerraron hasta próximo aviso el martes 17. Este miércoles le tocó el turno al Franz Mayer y el Amparo, uno de los más importantes centros culturales del Estado de Puebla. El Jumex, en Ciudad de México, cerrará el jueves 19. La Filmoteca de la UNAM también ha suspendido actividades, así como las galerías capitalinas Kurimanzutto o Proyectos Monclova. Eventos como la Fiesta del libro y la Rosa, el Festival del Centro Histórico, programadas para abril, fueron cancelados. Mientras que las giras de Ricky Martin, Alejandro Fernández o los festivales Pal Norte, en Monterrey, o Ceremonia, en la capital, han sido pospuestos a la segunda mitad del año. México comenzará su encierro el próximo viernes 20, aunque la sociedad mexicana ha apresurado el paso ante una crisis que amenaza a un país de 125 millones de habitantes.

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