Libros y realidad
Los libros a lo largo de la historia han cumplido fielmente su papel como grandes relatores de los momentos más importantes de la humanidad: Crisis, guerras y cualquier evento que de alguna forma ha cambiado nuestro orden social establecido, quedan registrados en las experiencias y la mirada interpretativa de los escritores que plasman todo lo que en general podemos ver, pero también aquello que se encuentra más allá, lo que como seres humanos sentimos pero somos incapaces de dilucidar o asimilar para poder emplearlo como una herramienta de aprendizaje significativo en una experiencia dada.
En últimas fechas, algunos libros que tratan sobre temas pandémicos han vuelto a reimprimirse y venderse con éxito por tratar la polémica del momento. Mucho se ha hablado ya de “La Peste” de Albert Camus o “Ensayo sobre la ceguera” de Saramago, sin embargo, existen muchos otros títulos que como los anteriores, pueden ser tomados en cuenta como valiosas herramientas para contribuir a fortalecer nuestras capacidades de reacción ante el absurdo de lo imprevisible.
Cuando las certezas fallan, la literatura nos demuestra que no existe nada nuevo bajo el sol y que a través del tiempo la humanidad ha sabido sobrellevar los momentos difíciles volviendo al origen de nuestra esencia con esperanza, solidaridad, inteligencia y capacidad de adaptación.
En este sentido, además de las dos primeras referidas, valdría la pena echar de nueva cuenta un vistazo a títulos como “El Decamerón” de Bocaccio; “La Carretera” de Cormac McCarthy; “El último hombre” de Mary Shelley; “Diario del año de la Peste” de Daniel Dafoe; “La Peste Escarlata” de Jack London; “La Tierra Permanece” de George R. Stewart, o la ya clásica “Apocalipsis” de Stephen King.
No se puede sobrevivir sin conocer el pasado ni proyectar el futuro; aunque al final, como bien dijera el propio García Márquez en “La Mala Hora”: “La vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir”.
Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.
