Cuando Andrés Manuel López Obrador menciona la próxima construcción del aeropuerto civil en la base militar de Santa Lucía, el ánimo sonriente de los militares que lo escuchan, desaparece.

El silencio se hace en las mesas de los asistentes que han oído el discurso del Presidente sobre el aprecio que le tiene a los militares, mientras conmemora los 104 años de la creación de la Fuerza Aérea.

Sólo cuando dice que las ganancias se quedarán en la Defensa Nacional y que la unidad habitacional seguirá operando con normalidad, vuelven los aplausos al salón.

Después, el mandatario recorre la base en un vehículo militar y aprovecha para “promocionar las aeronaves” que busca vender.

“Son de lujo, de mucho confort”, dice frente a uno de los aviones a los reporteros, y les recuerda que en abril comenzará la venta.

¿Ya hay que olvidarnos de Texcoco?, se le pregunta a López Obrador.

“No, ya. Texcoco, parque ecológico y aplausos”.

Y entonces aplaude y enseña otro de los helicópteros a vender. Abre la puerta, lo mira, pero con mucho cuidado de no poner un pie dentro de la cabina.