Llenamos un vaso alto con hielo, preferiblemente picado o en trozos no muy grandes. Añadimos el vodka, el jugo de naranja (mejor si es natural) y, por último, vertemos la granadina, dejando que se vaya al fondo lentamente.
Si vemos que se posa demasiado, podemos remover muy suavemente antes de servir, pero con mucho cuidado de no pasarse para que la bebida no se torne color coral. Decoramos al gusto y servimos.