Alejandro Díaz de León sustituye a Agustín Carstens al frente del Banco de México

29 noviembre 2017
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Punto final a las especulaciones. El presidente de México, Enrique Peña Nieto (PRI), ha designado este martes al subgobernador del Banco de México (Banxico), Alejandro Díaz de León, nuevo máximo responsable del instituto emisor mexicano en sustitución de Agustín Carstens, que pasará a comandar el Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés), el coordinador de los bancos centrales de todo el mundo. Díaz de León ha pasado la mayor parte de su carrera en Banxico, los últimos meses como miembro de su junta de Gobierno, y era uno de los grandes favoritos para asumir la jefatura del ente que determina el rumbo a seguir en política monetaria y en regulación del sector financiero. Todo lo que no fuera continuidad con la línea seguida por Carstens en los siete últimos años sería una enorme sorpresa.

Con una amplia trayectoria en el sector financiero, Díaz de León era subgobernador de la institución desde el 1 de enero de este año y estará al frente de la misma hasta, al menos, el 31 de diciembre de 2021, cuando expiraba el mandato de Carstens. Se le considera una persona cercana tanto a su predecesor como a Meade, con quien ha trabajado en un pasado no tan lejano. También al nuevo titular de Hacienda, González Anaya.

Díaz de León, licenciado en Economía por el ITAM y posgraduado en Administración Pública y Privada por la Universidad de Yale, asume las riendas de Banxico en un momento especialmente complejo para México: en plena renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) y con la inflación en niveles inéditos en casi dos décadas. El pasado jueves, en una entrevista con EL PAÍS, el entonces número dos del banco central reconoció que la economía mexicana enfrenta un entorno externo «particularmente difícil». «Estamos en una situación compleja, pero el país ha venido construyendo desde hace muchos años elementos que le dan solidez y resiliencia. Y el banco central seguirá siendo una fuente de certidumbre y de anclaje macroeconómico», manifestó. Ahora será él el principal garante de que se cumplan sus palabras.

Díaz de León tiene una amplia trayectoria en el sector financiero. En 2015 ocupó la dirección general del Banco Nacional de Comercio Exterior, puesto que abandonó a finales de 2016. También fue vocal del Fondo Nacional de Pensiones de los Trabajadores al Servicio del Estado. Entre 1991 y 2007 labró su carrera profesional en el Banco de México. Aunque también estuvo al frente la unidad de crédito público de la Secretaría de Hacienda, su nombramiento rompe una tradición no escrita que se ha cumplido en los últimos 20 años: que el titular del instituto emisor proviniese de la jefatura de Hacienda, el departamento gubernamental más influyente en el apartado económico.

Carlos Serrano, economista jefe de la primera entidad financiera mexicana por activos, BBVA Bancomer, valora positivamente el nombramiento: «De entre los nombres que sonaban, Díaz de León es que más sabe de política monetaria, saber que combina con conocimientos de macroeconomía». A su juicio, solo Alejandro Werner, director del departamento del Hemisferio Occidental podría haberle competido el puesto. Sin embargo, al no cumplir con el requisito estatutario de haber nacido en México —pese a ser nacional del país norteamericano—, Werner no era elegible como próximo gobernador. «El mercado ve el relevo con buenos ojos a Díaz de León, en tanto que significa continuidad», agrega Serrano. Reemplazar a alguien como Carstens, una figura mundialmente reconocida, no será tarea fácil, «pero asumiendo que nadie en México tiene su perfil, Alejandro [Díaz de León] es la mejor opción».

Carstens dejará definitivamente Banxico a finales de noviembre para incorporarse como máximo responsable del BIS. Aunque anunció su marcha en diciembre del año pasado, meses después reconsideró su postura y decidió prorrogar su estancia en el banco central a petición de Peña Nieto: las turbulencias en la segunda economía de América Latina, entre amenazas de ruptura del TLC por parte de la Administración Trump, obligaban a las autoridades mexicanas a no mover ficha y dar confianza a los inversores. Un año más tarde, aunque la incertidumbre permanece, Trump parece menos fiero y el calendario apremia: no era posible postergar más la salida de Carstens. Turno de Díaz de León, que tendrá como principal tarea reencauzar la inflación y hacer que la normalización de la política monetaria en Estados Unidos sea lo menos traumática posible para México. En 15 días debutará con su primera decisión de tipos de interés. Ha llegado su hora.

Información de: El País

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