Los tres sucesos en Arabia Saudita que causaron un gran sismo político en Medio Oriente (y qué significan)

7 noviembre 2017
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Tres acontecimientos que sucedieron el sábado no estaban directamente relacionados, pero en conjunto representan un poderoso golpe en un momento en que Arabia Saudita y sus aliados, incluyendo Estados Unidos, están mostrando cada vez mayor determinación para hacer frente a su gran rival, Irán.

El primero y más explosivo suceso para la región fue el anuncio de Saad al Hariri de su renuncia como primer ministro de Líbano, el cual fue hecho desde Riad.

Los analistas bien informados dicen que fue citado a Riad para ser «despedido» por sus aliados saudíes.

«No eran sus palabras», me dijo un ministro de gobierno árabe sobre el discurso televisado de Hariri.

Visiblemente angustiado, Hariri habló de los temores por su vida en su propio país.Acusó a Irán de esparcir «el desorden y la destrucción».

Y a su aliado libanés Hezbolá, una de las principales milicias chiitas y de las más poderosas fuerzas políticas, de estar construyendo un «Estado dentro del Estado».

«Arabia Saudita puso en marcha un misil ‘dispara y olvida'», dijo Yezid Sayigh, del Centro Carnegie de Medio Oriente, haciendo referencia a ese tipo de misiles que no necesita ser teledirigido.

Su principal objetivo no era Líbano, sino lo que Riad y sus aliados consideran como acciones desestabilizadoras de Teherán en la región.

El proyectil político sacudió primero a Líbano. Un gobierno finamente equilibrado de unidad nacional, que incluye a Hezbolá y a la facción sunita Hariri, se derrumbó.

El misil real

Horas después de la declaración de Hariri, un misil real, de largo alcance, fue disparado por rebeldes Houthi de Yemen, el cual fue interceptado cerca del Aeropuerto Internacional Rey Khalid.

Eso hizo elevar los ya de por sí pronunciados temores saudíes de la capacidad de alcance de Irán en su frontera, y todavía más allá.

«Ese misil es sólo el principio», insistió Ali Shihabi, director ejecutivo de la Fundación Saudita, que compartió sus puntos de vista conmigo al margen de un foro en Emiratos Árabes Unidos la semana pasada.

«Si esta situación se deja así por cinco años más, habrá 40.000 misiles golpeando Riad», avisa

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La purga

Como un zumbido esparcido por toda la región y más allá la noche del sábado, una tercera bomba cayó cerca de la medianoche: decenas de príncipes, millonarios y exministros fueron detenidos o despedidos en una espectacular purga del gobierno saudita.

Era la señal más audaz de unidad del príncipe Mohammed bin Salman para consolidar su control para el reino en el país y en el extranjero.

«Fue un mensaje de que nadie está por encima de la ley, o más exactamente por encima de su ley», dijo un funcionario árabe de alto rango al explicar el barrido del futuro rey de 32 años.

Fuentes saudíes dijeron que Riad se había vuelto cada vez más impaciente con Saad Hariri desde el año pasado, mientras él se esforzaba por contener la influencia de Hezbolá sobre el frágil gobierno de Líbano.

La lucha del año pasado sobre la creación de un gabinete de 30 miembros rompió años de estancamiento político.

Era un intento por aliviar las tensiones que se acrecentaron por la guerra en la vecina Siria, donde Irán y Arabia Saudita, y sus aliados, estaban de lados opuestos.

«Con sus acciones, Hariri creó una apariencia de respeto para un Estado que en realidad está capturado por Hezbolá», dijo Ali Shihabi.

La gota que derramó el vaso parece haber sido la reunión del pasado viernes en Beirut que tuvo Hariri con Ali Akbar Velayati, un asesor del líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei.

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Medios libaneses e iraníes destacaron los elogios de Velayati por el «gran éxito» de la coalición de gobierno del Líbano.

Poco después, de acuerdo con los relatos de los colaboradores cercanos al primer ministro, Hairiri era un hombre acosado que huía.

«Nos dijo que cancelaran sus citas del viernes y del sábado y luego se fue», dijo uno de ellos.

Hay una intensa especulación desde entonces sobre si Hariri, que tiene la ciudadanía libanesa y árabe, también quedó atrapado en la purga saudita.

¿Y ahora qué?

La gran pregunta ahora es ¿y ahora qué?

«Arabia Saudita ha iniciado algo en el Líbano, pero no controla todas las palancas del poder allí», dijo Yezid Sayigh.

Un diplomático occidental con una larga experiencia en la región señalaba posibles movimientos en Líbano:

  • La retirada de grandes depósitos bancarios de Arabia Saudita.
  • La aplicación de embargos comerciales.
  • Una acción del ejército libanés, el cual EE.UU. y Reino Unido han formado y entrenado en un esfuerzo para generar un contrapeso nacional al poder militar de Hezbolá.

Apenas el mes pasado, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó la imposición de nuevas sanciones contra Hezbolá como parte del esfuerzo del gobierno de Donald Trump para ejercer más presión sobre Irán.

Las medidas, que aún no se han convertido en ley, incluyen una resolución instando a la Unión Europea para designar el ala política de Hezbolá no solo como una facción militar, sino como una organización terrorista.

Los ojos también están puestos en Israel, que comparte la fijación Riad y de Washington porTeherán.

El primer ministro Benjamin Netanyahu de inmediato hizo una «llamada de atención a la comunidad internacional para tomar medidas contra la agresión de Irán, que está tratando de convertir a Siria en Líbano 2», dijo.

El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, tratando de calmar los nervios en un Líbano inestable, instó a «la paciencia y la calma» después de lo que describió como una decisión de Hariri «impuesta» por Arabia Saudita.

Desde Irán también llegaron acusaciones de complots para crear tensiones en la región.

Riesgo de guerra

Como un barrio siempre volátil y acosado por demasiadas crisis, la mayor preocupación no es solo el riesgo de una guerra, sino que ocurra un vuelco accidental hacia una confrontación.

«Hezbolá conoce sus líneas rojas y cada general israelí le advertirá contra la acción militar», dijo Jean-Marie Guenhenno, del Grupo Internacional de Crisis.

Sin embargo, agregó: «No se puede estar seguro de lo que los políticos van a hacer».

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Por ahora, cada movimiento está siendo observado cuidadosamente después de esta repentina escalada.

«El príncipe de la corona debería haber pospuesto las detenciones dentro de Arabia Saudita cuando explotó la crisis del Líbano», comentó un ministro del gobierno árabe.

«Hay demasiadas pelotas en el aire ahora», señaló.

Pero otros tienen un punto de vista diferente.

«Mejor hacer todo en una noche y listo», dijo un analista de Arabia Saudita. «Ha sido un constante goteo, goteo, goteo».

Y, al igual que los acontecimientos de ese día decisivo de la semana pasada, cada gota se suma a algo mucho más grande.

Información de: BBC Mundo

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