¿Pueden o no, predecirse los terremotos? ¿Qué dice la ciencia conocida al respecto? Durante los últimos días han circulado algunas teorías interesantes, sobre todo la relacionada con el Profesor Alex Backman, un investigador mexicano-isrelí, que con varios días de anticipación subió a la red un video donde evidenciaba de acuerdo a programas de análisis astronómico especializados, la posibilidad de un terremoto con una magnitud y localización como el que efectivamente sucedió esta semana. El investigador sustenta su teoría en que los terremotos se encuentran muy relacionados con lo que sucede en el Sol (tormentas geomagnéticas y llamaradas solares), así como alineaciones planetarias. Podría parecer descabellado, sin embargo el hecho de que sus diversas predicciones hayan coincidido con los hechos, es de llamar la atención. Hay que recordar (guardando toda proporción) que la historia muestra evidencia de que en su momento, al propio Galileo (hoy padre de la astronomía, física y ciencia moderna) lo enjuiciaron de falso y hereje.

El caso es que los «científicos acreditados» desmienten la posibilidad de que los terremotos puedan ser predecibles. Toman en cuenta digamos que la información local, es decir, patrones de sismicidad, campos electromágneticos, gases e hidrógeno en el suelo, agua subterránea y comportamiento animal, pero hasta el momento se ha descartado de manera oficial la observación de fenómenos exteriores al planeta que pudieran influir en el acomodamiento de las placas. Simple pregunta, ¿acaso no tenemos por cierto que, un simple fenómeno como el aumento de las mareas se encuentra directamente relacionado con ciertas fases y alineaciones lunares?

La ciencia actual argumenta que sucede lo mismo que antes del descubrimiento de los «rayos x», cuando no podíamos saber si existía un hueso roto. Se dice que sí lograra desarrollarse tecnología que permitiera ver los movimientos de las placas bajo la superficie terrestre, los sismólogos podrían encontrar los puntos débiles y la acumulación de tensión, pudiendo predecir entonces, dónde podría liberarse dicha tensión en forma de terremotos. Y como el tema es extenso y el espacio poco, continuamos en el siguiente aporte…

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