Algo que vale la pena contar ALBERTO BOARDMAN

1 septiembre 2017
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El proceso de escritura ha evolucionado. De su origen caligráfico pasó a la letra cursiva, luego a la script y finalmente a la era digital. Como consecuencia, nuestra proyección de pensamientos también se ha visto alterada, y es que dependiendo de nuestra manera de escribir, se modifica también nuestro modo de pensar.

El cambio de practicar la escritura cursiva (letra pegada), a la script (de molde), influyó directamente en nuestras habilidades cerebrales. Como consecuencia se suscitaron afectaciones a nuestra destreza de  razonamiento, asimilación, memoria y comunicación. Sucede que cuando escribíamos en cursiva, transmitíamos  nuestras ideas de manera libre, fluida y sin interrupción, con una fuerte coherencia entre una y otra palabra, digamos que entretejiendo pensamientos. Cuando comenzamos a usar la letra script, las separaciones entre letra y letra (espacios), interrumpieron la fluidez del pensamiento disminuyendo las respuestas motoras de nuestro cerebro. Por ende, la capacidad de hilvanar ideas, así como la asimilación y memoria disminuyeron significativamente.

Esta nueva manera de comunicarnos afectó inclusive la propia tradición oral. Recordemos por ejemplo las conversaciones sostenidas con nuestros abuelos, esa manera ágil y extensa que tenían de contarnos historias y anécdotas, residía poderosamente en el ejercicio al que se encontraba habituado su cerebro para dictar una palabra, (ojo, una palabra completa) detrás de otra. Hoy al escribir letra por letra, separamos el flujo de ideas, por ende anulamos el tiempo de la frase, interrumpimos el ritmo y la respiración propia de la escritura. Así, toda respuesta motora interrumpida frecuentemente, es retenida en un plazo mucho menor de nuestra memoria. A medida que los caracteres se fueron simplificando, también se fue perdiendo la cohesión, la unidad de las ideas y los pensamientos continuados. En la actualidad la comunicación oral también se ha venido espaciando, escuche usted por ahí cualquier conversación y encontrará un diálogo en el que cada interlocutor no utiliza más de dos o tres palabras cuando ya requiere una respuesta.

En el siguiente aporte continuamos con esta historia.

Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.                                     Contacto: [email protected]  –  Twitter: @AlBoardman

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