Desierto florido: el milagro de Atacama

27 agosto 2017
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Fanny Guerstein, médico jubilada, el lunes comenzará a cumplir un sueño. Tomará su coche en Santiago de Chile y viajará rumbo al norte de su país para poder observar por primera vez en su vida un extraño y bello fenómeno que se presenta cada ciertos años: la floración del desierto de Atacama, uno de los lugares más secos del mundo. “No quiero morirme sin ver esta maravilla de la naturaleza”, relata Guerstein, que siempre se ha sentido conmovida por las flores. Con su cámara fotográfica, piensa detenerse en medio de la carretera, como por estos días lo hacen cientos de turistas, para retratar algunas de las cerca de 200 especies de flora que regala el paisaje.

Antes de comenzar el viaje, ha investigado sobre cada uno de los ejemplares con los que espera encontrarse. “Las flores me llenan el espíritu. Tengo el sueño recurrente de que vuelo sobre un campo de flores”.

Apenas se conoció que en mayo hubo lluvias abundantes en la región, algo infrecuente, mucha gente comenzó a planificar sus viajes. Chilenos, pero también muchos extranjeros: alemanes, franceses, españoles. De acuerdo al Servicio Nacional de Turismo (Sernatur), se espera que en este periodo al menos unas 25.000 personas lleguen a la región de Atacama para observar el espectáculo natural. Hasta ahora los hoteles están a un 60% de su capacidad, aunque todavía perfectamente pueden acoger a los que se decidan a viajar a último minuto. Porque el inusual florecimiento del desierto por estos días se puede observar en toda su magnitud y el fenómeno se extenderá el menos hasta la primera quincena de septiembre.

No todos los años en Chile hay desierto florido. Depende exclusivamente de las condiciones climáticas, como la lluvia. Antes las flores aparecían cada cinco años, incluso 10. Pero en el último tiempo se ha vuelto recurrente. La última floración grande se observó en 2015, hace apenas dos años. Antes, en 1997, hace dos décadas.

La mayor cantidad de flores multicolores aparecen cerca del Pacífico, es decir, a ambos lados de la carretera Panamericana que cruza el país de norte a sur. Pueden encontrarse en diferentes zonas del norte de Chile, pero se concentran sobre todo en los casi 150 kilómetros que separan las ciudades de Copiapó y Vallenar, habitualmente un paisaje árido donde predominan los colores tierra. Uno de los lugares que recomiendan los expertos para apreciar en toda su magnitud el desierto florido es el Parque Nacional Llanos de Challe. “Dentro tenemos la mayor biodiversidad de flores, aunque no estamos todavía en la época de mayor floración”, explica Gabriela López, la administradora.

Mantos de suspiro, patas de guanaco, terciopelos, cacatúas, huilles, suspiros de campo, amancay, azulillos, coronas de fraile, malvillas, añañucas. Junto con la flora aparece también la fauna, como mariposas y vaquitas del desierto. La naturaleza se manifiesta en todo su esplendor, maravillando a los turistas. Según relata Daniel Díaz, director regional de Sernatur Atacama, este desierto florido 2017 probablemente se transforme en el más fotografiado de la historia. A través de las redes sociales como Instagram, Pinterest, Facebook y Twitter se pueden observar como nunca antes las miles de imágenes que retratan el espectáculo multicolor del milagro de Atacama.

Información de: El País

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