EL PAN Y MORENA GOBERNARÁN EN COAHUILA RUBÉN OLVERA MARINES

30 junio 2017
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La consecuencia más impactante de lo sucedido el 4 de junio en Coahuila, es que por primera vez el partido que ganó la gubernatura no alcanzó la mayoría en el Congreso. En esta ocasión, al PRI se le negó el ‘carro completo’. El nuevo escenario traerá consigo un efecto muy particular: durante los próximos tres años, la oposición gobernará en Coahuila.

Sexenios antes, cuando el PRI arrasaba en las elecciones, la mayoría legislativa les permitió a los gobernadores en turno navegar sobre aguas tranquilas, erigiéndose como una figura “soberana” que “proponía y disponía” a su “criterio”. En su momento, esta condición les permitió a los gobernantes priistas desahogar con oportunidad algunas reformas importantes y de valor público para los coahuilenses. Sin embargo, como todo sistema de gobierno que navega sin pesos y contrapesos, la condición mayoritaria se desvirtuó (máxime durante las recientes administraciones), terminado por abusar del poder y arrastrando la nave legislativa hacia los excesos. Recordemos en 2011, cuando la mayoría priista aprobó en un fast trak regularizar la deuda contraída en años anteriores.

Si bien ninguno de los partidos de oposición en lo individual alcanza la mayoría absoluta, si el PAN y Morena logran establecer un acuerdo, sumarían el número de legisladores necesarios para conseguirla, 14 de los 25 que conforman el Congreso del Estado. El escenario luce complicado como para establecer una coalición duradera entre ambos institutos −la figura y las vanidades de López Obrador se encuentran de por medio−. No obstante, las posibilidades de que ambos partidos pacten y formen mayoría, aunque sea sólo parcial y temporalmente, se podría concretar en un escenario en el que la agenda económica (los enfoques de izquierda y derecha podrían resultar irreconciliables en este aspecto), habrá paso a la agenda política con acento en la rendición de cuentas, puntos en los que el PAN y Morena coincidieron durante la campaña (te puedo adelantar que esta coalición estaría revisando el desempeño de la Auditoría Superior del Estado).

Lo que está claro es que esta nueva conformación del Congreso no ha sido producto de un accidente o de confusiones al momento de llenar las boletas. El elector tenía muy clara su estrategia: acotar los excesos y el rumbo desordenado de las pasadas administraciones. Los votantes actuaron de manera inteligente, y decidieron poner un freno, un candado, a los excesos, haciéndolo de la manera más republicana que puede existir: le otorgaron la mayoría legislativa a la oposición.

Coahuila decidió obsequiar la silla de Palacio a un gobernador acotado, sin una mayoría en el Congreso. Fundando así un gobierno de mayoría dividida. Edificando un balance para cambiar el rumbo de la política instintiva de los últimos años. El PAN y Morena podrían constituir la mayoría necesaria para gobernar el estado.

Si el PRI aspira a sobrevivir, en el contexto de un gobierno dividido, tendrá que recurrir a un acto político ajeno a su naturaleza, circunstancia que no se había visto en la necesidad de apelar como partido domínate en el Congreso: constituir pactos y alianzas. Lo mismo para los partidos de oposición, tendrán que pactar con el PRI si desean formar una mayoría calificada que les permita impulsar reformas y desahogar asuntos de trascendencia (aplicar sanciones derivadas de un juicio político, por ejemplo).

Los partidos políticos deberán echar mano de sus mejores negociadores, diplomáticos y embajadores legislativos. Atrás deberá quedar la palabra “línea”, para dar paso a conceptos modernos y desafiantes como “alianza”, “pacto” y “coalición”. Habrá que argumentar y convencer. Concluyó la época de ordenar e imponer (alguien pronto se dará cuenta que en un gobierno dividido, vale más la política que el carácter).

La pregunta es ¿quién llevará el liderazgo, el PRI junto al PRD que suman 11 diputados, o el PAN y Morena, con 14? El PRI dependerá de las habilidades de sus legisladores, pero ¿cuál es el alcance de las capacidades políticas de Samuel Rodríguez, Jaime Bueno o Berino Granados? Al parecer Miguel Riquelme tendrá que designar a José María Frausto como Secretario de Gobierno, y dejarle la tarea de construir las mayorías indispensables para gobernar. El “líder” del Congreso, al menos de los priistas, seguirá siendo “Chema”. Por el lado del PAN, ni le busque, el lugar se encuentra reservado para el diputado lagunero Marcelo Torres.

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