Angustia y destrucción deja sismo en noroeste de Nicaragua

10 junio 2016
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sismoChinandega, Nicaragua | La angustia y la destrucción primaban este viernes en la provincia de Chinandega, noroeste de Nicaragua, sacudida por un terremoto de 6,3 grados que no dejó víctimas mortales pero sí derrumbó varias viviendas.»Estamos nerviosos, fue lo más horrible que pude haber vivido», relató a la AFP Anabel Rivera, una maestra de 42 años de Tonalá, principal ciudad del municipio de Morazán, 127 km al noroeste de Managua, epicentro del sismo de la noche del jueves.El terremoto, que sacudió casi todo el país, ocurrió a 17 km al este de Puerto Morazán, una zona poco poblada del departamento de Chinandega.»Se movía todo y retumbaba, nosotros alcanzamos a salir al patio», agrega la mujer, quien vive con 20 familiares en su casa de Tonalá, donde sus más de 5.000 habitantes pasaron la noche en las calles, atemorizados por las constantes réplicas.»La gente cocina en los patios porque les da miedo estar dentro de las casas», relató la mujer.El movimiento impactó también a Honduras, donde los bomberos reportaron unas 11 viviendas dañadas en la zona fronteriza con Nicaragua, y muchas personas pasaron la noche a la intemperie por temor a réplicas.La portavoz del gobierno nicaragüense y primera dama, Rosario Murillo, dijo a medios locales que «hay gente con crisis nerviosas y golpeadas», pero no dio a conocer una evaluación de los daños.Un fotógrafo de la AFP que recorre la zona observó al menos una docena de casas totalmente destruidas en Tonalá y muchas otras dañadas.Según la maestra Anabel Rivera, la mayoría de las 86 viviendas del barrio Germán Pomares de Tonalá tenía paredes fracturadas o derrumbadas.A consecuencia del violento sismo ocurrieron pequeños derrumbes de tierra y cortes de energía eléctrica, que en la mayoría de los casos ya fue restablecida, según informes preliminares.Hacia el anochecer, muchas familias construían a toda prisa chozas provisionales de plástico en el patio para pasar la noche, a pesar que el cielo gris amenaza con lluvias.»Aquí vamos a dormir todos afuera porque sigue temblando. Ni modo que le vamos a hacer», dijo William Rivera, hermano de Anabel en alusión a las más de 1.000 réplicas que se han producido después del terremoto.También hacían camas de tijera con madera para colocarlas debajo de los pequeños cobertizos.

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