Poli-Cosas

25 enero 2016
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poliPoli-Cosas

Toda una farsa resulto el montaje disfrazado de elección de seccionales  realizado por el PRI de Coahuila, según se atrevieron a presumir tan solo en Saltillo acudieron cerca de 80 mil personas, bien dice el dicho que no hay más buey que el que se hace solo y esto es justo el gusto de Rubén y su gavilla.

Si bien se sabe todos los beneficiarios  de programas sociales o apoyos oficiales y de asociaciones civiles que trabajan con dinero del gobierno fueron obligados a asistir a votar   el numero total de quienes aceptaron no fue ni la mitad de lo que presumieron; Platican quienes fueron testigos del acto de simulación que el conteo final fue realizado en lo obscurito y que nadie sabe de donde salió la cifra.

El común denominador fueron urnas que ni siquiera tenían tapa, los ganadores ya estaban previamente anunciados, los beneficiarios debían de asistir con al menos otra persona amiga o familiar y el anuncio del numero de votos solo es un intento de mostrar un músculo falso para que la raza, los necesitado y los come lonches de profesión  no decaigan en sus ánimos, ademas claro todo persigue un inútil intento mandar mensajes falsos al PRI nacional, seguro Rubén Moreira piensan que en Mexico se chupan el dedo, sacar en una elección interna el mismo numero de votos con el que perdió su candidato a alcalde  a toda luz es una burda mentira o de plano muestran que Palacio Rosa fue quien intencionalmente empino al diablillo de las fuentes; Usted saque sus conclusiones.

Por otra parte gran problema existe en Coahuila donde los muertos por suicidio continúan apareciendo a diario, ello solo habla una realidad muy distinta a la que se presume y denota una enfermedad social de la cual el propio gobierno tiene la culpa.

Ahora que funcionarios de Coahuila reconocieron ante la prensa extranjera que uno de sus centros penitenciarios sirvieron como campo de exterminio y oficinas del crimen organizado lo mínimo que espera la ciudadanía seria una orden de aprensión para el secretario de gobierno de esos tiempos, la gravedad de la confección amerita consecuencias o por el contrario la compra de una mascara que de menos oculte la cara de desvergüenza de quienes se dicen gobernantes.

A mi mis timbres, con el mazo dando y a dios rogando.

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