Los dueños de las verdades absolutas.

Recientemente ultraconservadores, intelectuales de segunda y los malquerientes de Peña Nieto, menospreciaron el importantísimo fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación donde no se amparó el consumo de marihuana sino se reconoció que nuestros derechos humanos son superiores a cualquier interés o disposición gubernamental, tacharon de vendido y subordinado a los oscuros intereses distractores priístas al Poder Judicial; en el olvido se les quedó aquel fallo, ese si “democrático y honorable”, donde se determinó que las tropelías acometidas por el gobierno del estado de Colima eran suficientes para invalidar la elección de Gobernador.

Cuando Patricia, el huracán más violento del que se tiene registro, asolaba a nuestro país, los malquerientes del gobierno quienes están en desacuerdo con todo, culparon a Peña Nieto de magnificar el evento para usarlo como distractor de la corrupción de su gobierno y el nuevo aumento a la gasolina, como si todos los que nos encomendamos a Dios fuéramos una subespecie humana sin capacidad de raciocinio.

En tiempos de Felipe Calderón, la izquierda y los priístas acusaban al Presidente de ser el responsable de todos los muertos por su “fallida” estrategia de lucha frontal contra los carteles de la droga, se exigía el regreso del Ejercito a sus cuarteles, para ellos no importaba la necesidad de una intervención mayor que era requerida en lugares como Tamaulipas, Michoacán o Coahuila, su odio podía más.

México está cambiando para bien. A mi generación no solo le interesa que se hagan obras, también quiere conocer los conflictos de interés detrás de ellas; no se conforma con ver a los malos en la cárcel, sino también quiere que se les respete el debido proceso; mi generación ha levantado a la voz exigiendo respeto a sus libertades democráticas, ojalá no sean envenenadas por el pasado y sus portavoces de verdades absolutas.

Una pregunta.

¿Los mexicanos podremos ejercer nuestras libertades democráticas en un país carente de demócratas?