Volver al futuro: Escrito por Enríque Martinez y Morales

26 octubre 2015
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Volver al futuro

Viajar a través del tiempo es de los pocos caprichos aún no concedidos la Humanidad. Quizá sea por eso que al asunto siempre lo rodea un halo de emocionante misticismo. Predecir acontecimientos futuros se ha convertido en obsesión de muchos y en ocupación constante de adivinos, gitanos, videntes y economistas.

Algunos autores han recurrido a esta ficción literaria para desarrollar sus argumentos. Proponen viajes al pasado para conocer a detalle acontecimientos históricos, como J. J. Benítez con su “Caballo de Troya” en los tiempos de Jesús de Nazaret. Otros van al futuro.  Aldous Huxley, en “Un Mundo Feliz”, trata de representar las consecuencias posteriores de ciertos comportamientos actuales de la Humanidad.

El 21 de octubre de 2015 fue el día al que Marty McFly viajó hace 30 años para salvar a su aún inconcebido hijo en la segunda parte de la trilogía “Volver al Futuro”, el filme más exitoso de su época y considerado entre las 10 mejores películas de ficción por el “American Film Institute”.

La enigmática fecha no pasó inadvertida. Hubo desde relanzamientos de la película hasta innumerables comentarios vertidos en las redes sociales. Artefactos y circunstancias que en el 85 parecían imposibles, han sido superados ampliamente por la realidad: televisiones planas con múltiples imágenes, drones grabando video, videojuegos sin controles, patinetas flotantes, computadoras que escuchan y la nostalgia por los ochenta.

Otras predicciones realizadas por los productores de la película no resultaron tan acertadas: autos voladores, ausencia de abogados, el predominio de la economía japonesa en el mundo, el uso del fax y la extrovertida y pintoresca moda al vestir, incluida la patética corbata doble usada por el mismo Marty en el futuro.

“El Financiero” publicó esa misma fecha un interesante artículo exponiendo qué hubiera pasado si Marty, antes de volver al pasado, hubiese adquirido una memoria con los resultados de la Bolsa de Valores: invirtiendo 100 dólares mensuales durante los pasados 30 años en alguna acción exitosa (como “Nike”), habría acumulado casi 1.5 millones de dólares, contra 36 mil de haberlos guardado debajo del colchón. Negocio nada despreciable.

En vez de eso, Marty adquirió un almanaque con los resultados deportivos de 1950 al 2000, con la idea de ganar dinero fácil en las apuestas. Una desgracia monumental, de proporciones apocalípticas, fue el resultado de esa travesura, al caer dicha revista en manos equivocadas.

El pasado, en el pasado está. Aprendamos de él, pero mirando siempre hacia delante. La única forma de predecir el futuro es influyendo en él. Cada uno es el arquitecto de su propio destino, parafraseando al poeta Amado Nervo: “Que si extraje la miel o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse la hiel o las mieles sabrosas; cuando planté rosales coseché siempre rosas”.

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